lunes, 3 de julio de 2017

El Teatro Colón en Buenos Aires

El Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires es considerado uno de los mejores teatros del mundo. Reconocido por su acústica y por el valor artístico de su construcción, su actual edificio cumplió 100 años en 2008.
La construcción del nuevo edificio llevó alrededor de 20 años, siendo colocada su piedra fundamental el 25 de mayo de 1890, con la intención de inaugurarlo antes del 12 de octubre de 1892 en coincidencia con el cuarto centenario del descubrimiento de América. El proyecto inicial fue del arquitecto Francesco Tamburini.


La dirección de la obra pasó entonces al arquitecto italiano Vittorio Meano (1860-1904) quien había quedado a cargo de la dirección del estudio de Tamburini. Meano realizó modificaciones sustanciales al diseño original de Tamburini, siempre respetando la forma de "curva italiana" adoptada para la sala, que establecía una jerarquización social de los espectadores. 


El Teatro Colón de Buenos Aires es una de las salas de ópera más importantes del mundo. Su rico y prestigioso historial y las excepcionales condiciones acústicas y arquitectónicas de su edificio lo colocan al nivel de teatros como la Scala de Milán, la Ópera de París, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York. 


El Teatro Colón fue inaugurado, sin estar totalmente terminado, el 25 de mayo de 1908. Dos años después, para la celebración del Centenario de la Argentina, el edificio tenía ya completa la mayor parte de sus detalles. Posteriormente, en 1925 y en 1932, se agregaron mejoras importantes. Entre 1935 y 1938 se hizo la primera gran ampliación subterránea, y la segunda se realizó entre 1968 y 1972, conformando un conjunto edilicio de gran tamaño y complejidad.


Y es justamente esa complejidad la que exigió una investigación minuciosa, mucho más allá de la necesaria para describir acertadamente el edificio y hacerle justicia a su belleza. Esta historia complementaria y extensa es la que ahora sirve para intervenir físicamente en el edificio, cuidando que sus valores como la acústica, la calidad constructiva y la armonía estética sean adecuadamente reconocidos, precisados y preservados.


Así, el Colón no es sólo la obra de tres arquitectos de excelente inspiración y acertada actuación. Un edificio de su tamaño y envergadura técnica, nunca hubiera sido construido sin el concurso de una gran cantidad de profesionales de alto nivel, sin las empresas fabricantes, proveedoras y constructoras adecuadas y sin los artistas pintores, escultores, artesanos y obreros que han hecho del Colón una verdadera obra de arte integral.


La cúpula del Teatro Colon fue encargado a Raúl Soldi, (1905-1994) fue un artista plástico argentino de reconocida trayectoria internacional. vivió en Alemania hasta 1923, año en que se trasladó a Italia, ingresando en la Academia de Brera en Milán _ Italia, donde permaneció hasta el año 1932. En Italia se relaciona con un grupo de artistas de vanguardia. En 1933 regresa a Argentina y es becado por la Comisión Nacional de Cultura y recorre Estados Unidos, donde trabaja como escenógrafo en Hollywood.


El legajo histórico del Teatro Colón incluye necesariamente el análisis del aporte sustancial a la obra realizada por ingenieros como Domingo Selva, Carlos Maschwitz y Jorge Newbery (famoso como precursor de la aviación argentina, pero menos conocido por su actuación como discípulo directo de Edison, Director de Alumbrado de Buenos Aires, y especialista decisivo en el diseño eléctrico del Colón. 


Hay que destacar a escultores como Luigi Trinchero (autor de una cantidad de ornamentos artísticos y esculturas del edificio), pintores como Marcel Jambon (proveedor parisino de escenografías y decorados para muchos de los principales teatros de ópera del mundo en su tiempo), y empresarios como Italo Armellini y Francesco Saverio Pellizzari (a quienes se debe en gran medida la eficacia y calidad de ejecución con que el Colón se convirtió en el magnífico teatro inaugurado en 1908, en un edificio que testimonia la alta tecnología de su época. 




En la actualidad trabajan en las obras de recuperación del Teatro Colón más de 500 operarios y expertos. Para poder completar las obras, que afectaban en esta etapa a la Sala y a los principales sectores de acceso público, el Teatro Colón permaneció cerrado. En el año 2010 todas las áreas principales del Teatro fueron terminadas por una , mientras que las llamadas “obras complementarias”, es decir, la nueva ampliación del complejo edilicio, aledaña al edificio histórico, será terminada posteriormente.


Buenos Aires y el mundo tendrán un Teatro Colón del siglo XXI con todo el valor del siglo XIX, preservado científicamente y enriquecido con el porvenir de un nuevo siglo de cultura teatral y musical.










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