jueves, 16 de junio de 2016

"La dama con una sirvienta que entrega una carta", obra de Johannes Vermeer

"La dama con una sirvienta que entrega una carta", obra de Johannes Vermeer, entre 1666 / 1667 con unas dimensiones de 78.4 x 90.2 cm. Se encuentra en Frick Collection, Nueva York _ Estados Unidos.

Son muchas las paradojas que rodean la vida y la obra de Vermeer, y la mayor de todas es precisamente su producción artística “tan cumplida y coherente, un mundo autocontenido. Se trata de una historia pintada. Una anécdota, un momento inmortalizado. La señora recibiendo una carta de manos de una crida. La mirada de ésta y la sorpresa de la señora permiten aventurar mil posibilidades narrativas. Me pareció fascinante. Y me reconcilié con Vermeer. 

La dama con una sirvienta que entrega una carta
 en 
Frick Collection, Nueva York

Aquí ya no vemos una estancia, sólo dos personajes femeninos en torno a una mesa. La sirvienta entrega una carta a su señora y ésta, con una vestimenta espectacular, se queda pensativa mientras hace un pequeño alto en su escritura. ¿Quién mandará la carta? ¿La habrá leído la criada?. No sabemos los pensamientos que asaltan a la dama pero Vermeer lo sugiere todo.



Sobre la mesa un tintero y un cajón, además de la carta y la pluma. La sirvienta va vestida para el trabajo, pero su señora lleva un precioso manto amarillo con ribetes de armiño, un collar de perlas, un pendiente de una perla muy gorda y un peinado extraordinariamente sofisticado, todo muy lujoso. La atmósfera así creada nos parece muy enigmática y cautivadora.


El tema de la escritura y la recepción de cartas, que se repite con frecuencia en la obra de Vermeer, se da un excepcional sentido de la tensión dramática en esta pintura de dos mujeres que fueron detenidas en algún momento de crisis misteriosa. La falta de modelado final en la cabeza 'y figura y el fondo relativamente llano indican que esta obra tardía de Vermeer se dejó sin terminar. 

La Dama en amarillo escribiendo
en Galería Nacional de Washington

Sin embargo, el artista rara vez o nunca superó los sutilmente variados efectos de la luz que se ve aquí, ya que brilla de la joyería de perlas, brilla desde el cristal y plata objetos sobre la mesa y cae suavemente sobre las cifras en su configuración de sombras. Comprado por el Sr. Frick en 1919, el año de su muerte, esta pintura era su última compra y se unió a "Autorretrato", de Rembrandt de Holbein "Tomás Moro", de Bellini "San Francisco", y Velázquez "rey Felipe IV "entre sus adquisiciones favoritas.

La muchacha del collar de perlas
en
Gemäldegalerie _ Berlin

Muchos de los objetos que se ven en la pintura, como el abrigo, el mantel sobre la mesa, y el collar de perlas, aparecen en otras obras de Vermeer. Esto ha llevado a especular sobre la propiedad de los objetos, atribuyéndoselos al autor y su casa e incluso que los personajes de las pinturas eran sus parientes. La modelo de esta obra podría ser su propia hija María. A menudo se ha sugerido que en su pintura, Vermeer buscaba conceder a sus modelos lo que podía ofrecer a su esposa y familia: la calma y prosperidad.

La pintura de Vermeer se concentra y exige una atención que va más allá de la curiosidad y que, desde luego, nada tiene de frívola. Vermeer no nos dice que hay mujeres que beben, galantean y hacen música, y que no deberían hacerlo, eso ya lo sabemos (o lo sabían), no se limita a informarnos de que las mujeres reciben cartas de amor y las escriben, que tienen en las criadas a sus cómplices, que se ponen collares, que atienden a las labores domésticas…Vermeer nos indica cómo mirar, nos dice, ante todo y primero, que hay que mirar y que mirando descubrimos una realidad mucho más consistente de la que el género representa.








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