jueves, 28 de enero de 2016

La Marquesa de Santa Cruz, obra de Francisco de Goya


Retrato de la Marquesa de Santa Cruz, obra de Francisco de Goya, de 1805, con unas dimensiones de 124,7 cm × 207,9 cm, en el Museo del Prado, Madrid _ España.


En 1805, Francisco de Goya y Lucientes tenía 59 años y ya era un pintor cotizado. Conseguir de él un retrato requería tener buenas recomendaciones, y los que finalmente lo lograban podían elegir entre dos precios. Resultaba más económico si no aparecían las manos, lo que se denominaba un retrato de tinaja. Sin duda los marqueses de Santa Cruz consiguieron las prebendas necesarias y se mostraron, además, dispuestos a no escatimar medios.

20 años tenía la marquesa de Santa Cruz cuando posó plácidamente para el pintor más renombrado del momento sujetando una lira con su mano izquierda. Aparece tumbada, con un rizado mechón de pelo sobre su blanco cuello, un detalle que siglo y medio más tarde serviría para probar su autenticidad.




primer centenario de la muerte del pintor, en 1928, fue motivo de una ambiciosa exposición en el museo del Prado. Con el número 54 y reproducción figura en el catálogo de la muestra la obra La marquesa de Santa Cruz. La descripción especifica: "un rizado mechón de pelo cae sobre su pecho blanco". Esta es la primera vez que el lienzo se exhibió públicamente en España.
 
Para la entrevista que en 1940 Franco y Hitler decidieron mantener en Hendaya viajó desde España una pintura firmada por Goya, que pretendía ser un regalo para el canciller alemán. En el último momento Franco se retractó, estuvo un tiempo desaparecida y reside afortunadamente  en la actualidad en el Museo Nacional del Prado en Madrid _ España. 

¿El motivo por el que se escogió esta pintura y no otra? No fue exactamente por ser un Goya, uno de los pintores más representativos de nuestro país, sino por la cruz gamada que aparece en el instrumento musical que acompaña a la marquesa. Esta es la historia de un feliz arrepentimiento que trae de vuelta el retrato a España de nuevo. 




Posteriormente pasó a la colección Valdés de Bilbao, una ilustre colección privada. A principios de la década de 1980, la colección se desmembró entre diversos herederos, y el cuadro de Goya fue vendido.

Se contó que hacia 1983, la pintura fue llevada desde Mallorca al extranjero por mar. Pasó a Suiza y fue adquirida por un noble inglés, Lord Wimborne, quien decidió subastarla en Londres en 1986. Al anunciarse la venta, el gobierno español interpuso una demanda, alegando que la obra había sido exportada ilegalmente. De haber seguido los trámites legales, seguramente la pintura no hubiese salido al extranjero al ser declarada Bien de interés cultural.


Este cuadro es un ejemplo de la asimilación por parte de Goya del segundo estilo neoclásico, surgido en los años iniciales del siglo XIX. En él el artista aragonés supera los moldes del neoclasicismo hispánico e italiano.

La técnica pictórica combina pinceladas pastosas en la zona del muslo derecho, que avivan la intensidad lumínica del blanco y otras más diluidas con las que se da forma a las telas granates, púrpuras y violáceas del canapé y a las cortinas. En estas zonas hay un sutil tratamiento de la veladura que produce en todo el cuadro una sensación de textura de gasas, delicadas y relacionadas con la sensualidad y erotismo que transmite la belleza de la joven.










lunes, 25 de enero de 2016

El Palais des Beaux-Arts de Lille (Palacio de Bellas Artes de Lille) es uno de los más grandes museos de Francia, y el museo más grande de Francia fuera de París.

Fue uno de los primeros museos construidos en Francia, establecido por orden de Napoleón I a principio del siglo XIX como resultado de la popularización del arte. El Decreto Chaptal de 1801 seleccionaba quince ciudades francesas (entre ellas Lille) para recibir las obras incautadas de las iglesias y de los territorios ocupados por los ejércitos de la Francia revolucionaria.


En este espectacular museo se pueden ver grandes obras desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento hasta el siglo XX, una colección que es la segunda más importante tras la que tiene el Louvre, gracias a una gran cantidad de pinturas, esculturas, dibujos y planos en relieve.


El museo abrió sus puertas en 1809 y se instaló inicialmente en una iglesia confiscada a los Recoletos, antes de ser transferido al Ayuntamiento de la ciudad. En1866 el Museo Wicar (formado por la colección de Jean-Baptiste Wicar) fue fusionado en el Palais des Beaux-Arts.


La construcción del actual palacio de estilo Belle Époque comenzó en 1885 bajo la dirección de Géry Legrand, alcalde de Lille, y se completó en 1892. Los arquitectos elegidos para diseñar el nuevo edificio fueron Bérard y Delmas de París. El edificio está situado en la plaza de la República, en el centro de la ciudad, frente a la prefectura de Lille. Fue renovado en la década de 1990 y reabierto en 1997.


En total, el museo ocupa 22.000 m² y cuenta con la segunda mayor colección de Francia después del Louvre. Entre sus esculturas, pinturas, dibujos, cerámicas y demás piezas de arte se incluyen obras de Rafael, Donatello, Van Dyck, Tissot, Jordaens, Rembrandt, Goya, El Greco, David, Corot, Courbet, Toulouse-Lautrec, Delacroix, Rubens,Rodin, Claudel y Jean Simeón Chardin.


En este espectacular museo también se pueden ver grandes obras desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento hasta el siglo XX, una colección que es la segunda más importante tras la que tiene el Louvre, gracias a una gran cantidad de pinturas, esculturas, óleos, dibujos y planos en relieve.


A comienzo de la década de 1990 el edificio se hallaba en pobre estado. Además, debía albergar una valiosa colección de planos en relieve de ciudades fortificadas, elaborados en los siglos XVII y XVIII y procedentes de la ciudad de Vauban. Ambas razones obligaron a una importante renovación: los trabajos comenzaron en 1991, según el proyecto de los arquitectos Jean-Marc Ibos y Myrto Vitart, y se terminaron en 1997. Esto permitió la creación de una nueva sala de 700 m² en el sótano para exposiciones temporales, así como los departamentos para los planos en relieve y para la escultura del siglo XIX.






jueves, 21 de enero de 2016

Los paseos de Euclides, obra de René Magritte


Los paseos de Euclides, obra de René Magritte de 1955,  con unas dimensiones de 162.88 x 129.86 cm) en el Minneapolis Institute of Arts en Minnesota _ Estados Unidos


Magritte muestra un caballete con un cuadro frente a una ventana, a través de la cual se ve un paisaje. La escena pintada corresponde exactamente al fragmento de paisaje sobre el que se sitúa el cuadro.

Magritte hace referencia a Euclides,  un matemático y geómetra griego (ca. 325 a. C.-ca. 265 a. C.). Se le conoce como "El Padre de la Geometría", fue el líder de un equipo de matemáticos que trabajaba en Alejandría. Todos ellos contribuyeron a escribir las obras completas de Euclides, incluso firmando los libros con el nombre de Euclides después de su muerte.

El cuadro no representa al matemático paseando  pero utiliza extrañas ilusiones provocadas por formas geométricas y efectos de la perspectiva que evocan las matemáticas.
Uno de los métodos utilizados en esta pintura consiste en superponer exactamente el cuadro situado en la habitación sobre el paisaje real que se puede apreciar a través de la ventana. Debido a este solapamiento, la imagen del cuadro se ​​prolonga en el paisaje que se encuentra a su alrededor.




A la izquierda del lienzo, una línea blanca marca un tenue corte que separa la imagen del cuadro de su extensión a la imagen real. En la parte superior derecha del cuadro, una ligera diferencia de brillo actúa también como parte separadora.

Aunque el caballete puede pensarse como una forma de diferenciar el cuadro del paisaje exterior, también puede verse como un elemento integrador: se apoya en el suelo de la habitación, y por lo tanto lo extiende, se pone en contacto con él, después se eleva verticalmente, se conecta en continuidad con el cuadro que soporta, y como el cuadro se prolonga en el paisaje exterior, podemos enlazar con el paisaje.




El cuadro con su caballete tiene una ligera inclinación, como lo muestra el ángulo entre el alféizar de la ventana y la tabla inferior del caballete: el paisaje visto por la ventana se ve de frente y el del cuadro se observa de manera oblicua… aunque los dos ángulos de visión no tienen nada que ver entre sí y deben corresponder a imágenes diferentes, sincronizan con exactitud.

En sus cuadros es muy habitual ver juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones; además, Magritte manipulaba imágenes cotidianas como un juego con el que explorar los límites de la percepción. Más que las disquisiciones teóricas y el automatismo de los surrealistas del grupo de París, a Magritte le interesan la ironía, la subversión de los valores ópticos de la pintura tradicional y los juegos de palabras. 

Sus cuadros, por lo general, carecen de la complejidad, el dramatismo o la apariencia convulsa de otras obras surrealistas, y presentan a menudo guiños o referencias a la pintura tradicional. Le son comunes a los otros surrealistas, sin embargo, la apariencia onírica de sus cuadros, el gusto por la "imagen doble" o la imagen fragmentada, y la ironía iconoclasta.






lunes, 18 de enero de 2016

Palacio del Luxemburgo

Construido entre 1615 y 1617 por encargo de María de Médicis, quien cansada del Louvre deseaba vivir en una residencia de estilo italiano, que le recordara a su tierra natal.

Situado en el antiguo Barrio Latino, sus jardines se vieron ampliados con los diferentes propietarios y alcanzaron su máxima extensión en 1792.




El Palacio del Luxemburgo alberga al Senado francés. Fue transformado en prisión cuando estalló la Revolución Francesa. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes lo utilizaron como cuartel y construyeron un búnker en el jardín. 

La reina regente de Francia, María de Médici, gracias a la inmensa riqueza de su familia, dueña de un banco con sucursales en toda Europa, decidió ampliar el pequeño jardín del palacio comprando poco a poco los terrenos adyacentes entre 1614 y 1631.




María de Medicí había proyectado la creación de numerosas fuentes y estanques que no llegaron a ser construidos, excepto la actual fuente de María Médici, denominada entonces "Gruta del Luxemburgo". Es el único monumento que queda del jardín inicial, aunque no llegó a funcionar como fuente. 




Envía a un arquitecto a Florencia para hacer el plan exacto de su antiguo palacio, luego cambia de parecer y contrata a Salomon de Brosse que le propone un proyecto muy ambicioso. Desde 1622 había empezado a decorar la galería principal con obras del pintor Peter Paul Rubens, siguiendo así la tradición familiar de mecenazgo de las artes. Estos cuadros se encuentran hoy en la sala Rubens del Museo del Louvre.




En 1627 cedió o vendió el Petit Luxembourg al cardenal de Richelieu. La reina no vivió muchos años en su palacio; en 1631 fue obligada a exiliarse por orden de su hijo, el rey Luis XIII, tras el Día de los Engañados. A su muerte en 1642, María de Médici dejó el palacio en herencia a su hijo favorito, Gastón de Orleans.




Desde el año 2000, el Museo del Luxemburgo se ha posicionado como uno de los principales centros de exposición parisinos, con muestras que abarcan todos los períodos del arte mundial, combinadas con producciones de reconocido valor cultural en el marco de una prestigiosa programación y catálogos cuidadosamente editados.




Actualmente, conforma un conjunto museístico y cultural junto con el Palacio y los Jardines. La renovación fue encargada a los arquitectos Shigeru Ban y de Jean de Gastines, los mismos que diseñaron el Centro Pompidou de Metz, y museos como el MOMA y el Guggenheim en Nueva York. Se destaca por la utilización de materiales sostenibles, como tubos de papel reciclado y estructuras temporales.




En su momento albergaron obras que hoy en día se encuentran en otros museos, como acabo de mencionar, los ochenta y cuatro lienzos de Rubens dedicados a la gloria de María de Médicis y cien cuadros pintados por artistas como Leonardo da Vinci, Rafael, Veronese, o Rembrandt que fueron trasladados al Louvre en 1818. Pero quiza la joya del Palacio puede ser su espectacular biblioteca, con una gran riqueza de manuscritos y gran cantidad de volúmenes de libros.








jueves, 14 de enero de 2016

La señora Carl Meyer y sus hijos, por el gran John Singer Sargent


La señora Carl Meyer y sus hijos, obra de John Singer Sargent, de 1896 con unos dimensiones de 201.4 cm x 134 cm en Tate Britain, Londres _ Inglaterra


Sargent empezó y acabó su carrera con la acuarela, pintando entre medias una prodigiosa cantidad de retratos, pinturas de salón, mugs (retratos a carboncillo) y murales.

Su madre, una acuarelista aficionada, impulsó desde niño sus afinidades con las artes. Con un libro de apuntes y colores empezó a copiar a los viejos maestros en los museos de Europa, recogiendo los paisajes que iba viendo a lo largo de sus viajes con sus padres.




Con la llegada de la familia a París en 1874, Sargent comenzó su formación artística formal, incorporándose a la academia de un pintor retratista de moda en aquel entonces, Carolus-Duran. Dominador de la pintura sobre lienzo, este maestro promovía una técnica con la cual los alumnos atacaban el lienzo directamente con pintura. 

Sargent continuó recogiendo el ambiente en el que se movía. También fue mejorando sus habilidades como retratista, un género en el que destacaría, catapultándole a las cimas de su carrera.




La señora Carl Meyer es un típico ejemplo de este periodo en el que alcanzó su máximo prestigio. 

La retratada se sienta lánguidamente en un elegante sillón, levanta una de sus cejas, y mira al observador con un ligero gesto de insolencia. Su vestido blanco con satén rosa pastel está pintado con un torbellino de pinceladas y la cinta negra, que rodea su cintura, cae diagonalmente hacia la izquierda de una forma magistral. Sargent comprendía y empleaba el método académico, dibujando y haciendo estudios de tonos para preparar un gran lienzo.







El pintor solía necesitar entre ocho y diez posados para realizar un retrato como éste. Cuando le resultaba posible, visitaba a sus clientes en sus propias casas, examinando el lugar donde el retrato iba a ser colgado, seleccionando personalmente el vestuario y los accesorios para el retrato.





lunes, 11 de enero de 2016

Los dibujos de Francisco de Goya


En el conjunto de la producción de Goya (1746-1828), los dibujos de sus álbumes merecen un lugar destacado. En ellos pudo expresar con total libertad su peculiar visión del mundo, a modo de diario visual. Concebidos para ser contemplados en la intimidad, estos dibujos constituyen la obra más privada del pintor y la de contenido más directo, crítico y mordaz.

Los álbumes fueron desmembrados por Javier Goya en diferentes lotes, y a su muerte en 1854, vendidos por su hijo Mariano, momento en el que se inició su dispersión. Un nutrido grupo llegó al Museo del Prado, pero los demás se fueron repartiendo entre colecciones privadas y museos de todo el mundo. Los nueve pertenecientes a la Hispanic Society fueron adquiridos en 1913 a Raimundo de Madrazo por el propio Huntington durante su estancia en París.




A partir de su estancia en 1796 en Sanlúcar de Barrameda junto a la duquesa de Alba, Goya se convertirá en un dibujante infatigable, elaborando ocho álbumes de dibujos hasta su muerte en Burdeos. De variada condición material, los álbumes reflejan la evolución estilística de Goya, así como sus preo­cupaciones e intereses, observando la realidad o recreán­dola alegóricamente. La importancia de los dibujos en el conjunto de la producción artística de Goya es comparable a la de sus pinturas y estampas, tanto desde un punto de vista cuantitativo -los diseños conservados se aproximan al millar-, cuanto por su relevancia en la renovación formal y técnica del arte del dibujo a fines del siglo XVIII.


Aquellos Polbos, obra de Francisco de Goya, de 1799,
en Dallas Museum of Art


El primero de sus álbumes, conocido como de Sanlúcar o Álbum, fue rea­lizado en 1796 durante la estancia del pintor en la finca que la duquesa de ­Alba, recién enviudada, poseía junto a la desembocadura del Guadalquivir. El Museo del Prado conserva tres hojas de este álbum, con dibujos en ambas caras del papel, del que solo se conocen ocho hojas en total. El segundo es el denominado Álbum de Madrid o Álbum B, realizado entre 1796 y 1797, que inició durante su convalecencia en Cádiz y terminó a su regreso a la capital del reino


The Sleep of Reason, obra de Francisco de Goya de 1799
Museum of Fine Arts,Budapest



Si los primeros dibujos enlazan directamente con la sensualidad femenina del Álbum de Sanlúcar, pronto comienzan a aparecer las representaciones de inequívoco tono satírico, con leyendas incorporadas en su parte inferior. En estas obras está presente el carácter crítico que tendrá su máxima expresión en los Caprichos, publicados en 1799. Tanto las estampas de esta serie como gran parte de los dibujos del Álbum de Madrid, son ante todo una sátira concebida como medio para combatir los vicios de los hombres y los absurdos de la conducta humana.


Precise Folly, obra de Francisco de Goya de 1815
en el Museo Lázaro Galdiano


El lenguaje visual de los Álbumes está elaborado con un acentuado sentido pictórico. La línea es sustituida por los efectos de mancha que caracterizan la técnica de la aguada de tinta china, cuyo tono grisáceo adopta una mayor o menor intensidad dependiendo de la concentración de tinta. 


Quien lo creyera, por Francisco de Goya, de 1799
en National Gallery of Ats, Washington DC

El tono grisáceo adopta una mayor o menor intensidad dependiendo de la concentración de tinta. Se conocen ­cerca de un centenar de dibujos. Uno de los que más dispersión sufrió, también dibujado por ambas caras del papel, del que se conservan cinco hojas en el Museo del Prado.


El amor y la muerte, obra de Francisco de Goya, de 1799
National Gallery of Art, Washington DC

Constituye uno de los más bellos ejemplo del dibujo goyesco por la elegancia de la disposición de las figuras y el extraordinario dominio de la aguada. El genial pintor introduce en ellos una novedad técnica, el lápiz litográfico. Es probable fuese preparatorio para una series de estampas que tenía previsto realizar pero que no llegó a materializar. La temática es diversa, pero en general representan gentes en la calle, en actitudes muy variadas y casi siempre en situaciones anormales, en las que impera muy frecuentemente lo irracional.


Hasta la muerte, obra de Francisco de Goya, de 1799
en The Museum of Fine Arts, Houston 



                                                   
                                        













miércoles, 6 de enero de 2016

Domenico Ghirlandaio

"Adoración de los Reyes Magos", obra de Domenico Ghirlandaio en el Ospedale degli Innocenti galería en Florencia _ Italia , alrededor de 1485-1488, con unas dimensiones de 285 cm x 243 cm , en la Galería Ospedale degli Innocenti en Florencia _ Italia 


Domenico Ghirlandaio fue el primero en introducir en el arte florentino la mezcla de arte sacro y profano que ya se practicaba previamente en Siena. Sus dibujos de las figuras de Cristo, la Virgen y los ángeles no son los de más alto nivel; un defecto en sus dibujos que se suele resaltar a menudo es la excesiva fineza de las manos y pies. Una de sus máximas era: pintar se corresponde con dibujar.

Ghirlandaio fue un maestro nunca satisfecho, y expresó en cierta ocasión el deseo de tener todos los lienzos de muralla de Florencia para cubrirlos de pinturas. Decía a sus asistentes en el taller que no rechazaran ningún encargo que les ofrecieran, aunque fuese para decorar un armario de señora, e incluso llegó a ejecutar personalmente trabajos de esa índole a pesar del descontento de sus aprendices.




Ghirlandaio pintó en el primer plano de la izquierda una serie de caracteres, entre los cuales están el dinante (vestido de negro), y el mismo artista, que mira hacia el espectador. A la derecha, en la procesión de los Magos, están tres ricos donantes, que han sido identificados como miembros principales del Arte de la Seda (Gremio de trabajadores de la seda), el principal soporte financiero del Hospital.





Por encima de ellos, la procesión continúa en el fondo lejano, pasando bajo un arco (con la fecha, MCCCCLXXXVIII, ó 1488) otro posible símbolo del fin de la transición entre paganismo y cristianismo. Los cinco caballos fueron pintados a partir de dos esbozos, añadiendo pequeñas variantes a las cabezas. El mismo sector del fondo representa la anunciación a los pastores por un ángel. Finalmente, pintados encima de un paisaje con lago, con barcos entre montañas, un laico y un clérigo observan la escena, simbolizando las principales instituciones que sostienen al orfanato.




El valor artístico del Ghirlandaio puede considerarse superior a todos sus precursores y contemporáneos, conformando junto con Giotto, Masaccio, Filippo Lippi y Botticelli el elenco de los más grandes pintores italianos del Renacimiento. Su esquema compositivo es grandioso y decorativo, su claroscuro excelente, y en particular su técnica de la perspectiva es muy elaborada.




El uso de los colores es más discutible, sobre todo en los cuadros al tempera, que aparecen a menudo demasiado brillantes, mejorando mucho en los frescos. Utilizó exclusivamente estas dos técnicas, y nunca la pintura al óleo. Domenico Ghirlandaio, según Giorgio Vasari, fue el primero en eliminar de sus pinturas el uso de los dorados, representando de modo realista cualquier objeto de los que convencionalmente se pintaban así; se pueden reseñar algunas importantes excepciones, como por ejemplo la luminosidad del paisaje en la Adoración de los Magos.






From Spain, it is a big pleasure to greet all the visitors of Mountain View, in California :) Ninfe

lunes, 4 de enero de 2016

La Ópera de los Margraves



La Ópera de los Margraves está considerada una joya de la arquitectura barroca de los teatros del siglo XVIII. Se encuentra en la en la ciudad de Bayreuth de Franconia _ Alemania. El esplendor del colorido interiorismo del teatro de la ópera impresiona vivamente al visitante. El teatro barroco, el mejor conservado de Europa, fue construido por Giuseppe Galli-Bibiena y su hijo Carlo, que en su época eran los arquitectos de teatros de mayor renombre.




Con una perfección sin igual, el teatro de la ópera de Bayreuth se considera uno de los testimonios más importantes del régimen absolutista. El teatro se construyó entre 1746 y 1750 por encargo de los margraves Federico y Guillermina de Brandeburgo-Kulmbach/ Bayreuth, orientándose en cuanto a dimensiones y esplendor en las edificaciones de Viena, Dresde, París y Venecia.




El teatro de la ópera, donde se siguen representando obras en la actualidad, es un teatro de palcos realizado en madera y ya su fastuosa decoración, con tallas delicadamente pintadas, lo convierte en único en el mundo. La Ópera de los Margraves fue también el motivo por el cual el compositor Richard Wagner eligió Bayreuth como el lugar donde representar el festival homónimo. 




Le llamó la atención lo excepcionalmente grande del escenario para aquella época, pero las dimensiones y el perfil de la sala de espectadores no resultaban ideales para sus fines. No obstante, siguió pensando en Bayreuth como lugar donde celebrar su festival y decidió construir aquí su propio teatro.




El auditorio, el escenario y el palco de platea de la Ópera de los Margraves permanecerán cerrados al público debido a la rehabilitación general a la que se estarán sometiendo hasta 2016. Pero para que pueda llevarse una profunda impresión de este fantástico teatro durante este periodo de restauración, se ha creado el "Centro de Información Ópera del Margrave de Bayreuth, patrimonio de la humanidad". La exposición, que se ha dotado de la tecnología más moderna, por ejemplo 3D, muestra el monumento y su restauración de manera muy plástica y completa.




Para concluir, este teatro de ópera cortesana es el único en su género que se conserva intacto. Los quinientos espectadores que puede albergar su recinto tienen la oportunidad de revivir la cultura operística barroca, incluso en el plano acústico, ya que el teatro ha conservado sus materiales de construcción primigenios, como la madera y la tela. Se puede decir que prefiguró los grandes teatros públicos del siglo XIX. El palco a dos niveles de los soberanos, es un ejemplo muy representativo de la arquitectura ceremonial efímera utilizada para realzar el boato principesco en festividades y celebraciones.