jueves, 15 de diciembre de 2016

"Niña en sillón azúl", obra de Mary Cassatt

"Niña en sillón azúl", obra de Mary Cassatt, del año 1878, con unas dimensiones de 89´5 x 130 cm . Se encunetra en National Gallery of Art en Washington _ Estados Unidos.

Mary Cassatt era un artista americana que vivió en Francia durante el siglo XIX. Nacida en una familia acomodada, logró estudiar pintura desde muy temprana edad. Sus elocuentes retratos, de estilo impresionista, revelan la vida interior de las mujeres, con un enfoque particular en la interacción entre las madres y sus hijos. Su pincelada suave y su exquisita elección de colores han hecho de sus pinturas que  sean cotizadas entre los coleccionistas de arte.


Admiradora desde su infancia de Velázquez y Rembrandt, recibió influencias en su estilo del arte japonés. Conoció a Degas, quien la recomendó integrarse en el grupo impresionista. Las relaciones entre Mary Cassatt y Degas fueron muy estrechas desde la llegada de la pintora norteamericana a París en 1873. Buena muestra de esa estrecha amistad fue la recomendación de Cassatt a una amiga íntima para que adquiriera una obra del maestro francés; esta fuerte relación artística se pone también de manifiesto en esta escena que contemplamos, en la que el propio Degas llegó a dar alguna pincelada genial.


Mary Cassatt entraba así a formar parte de los rechazados como antes le ocurriera a Manet, Cézanne o el propio Degas. El blanco vestido de la pequeña contrasta con las tonalidades azules de los sillones, destacando las vivas pinceladas que conforman el estampado. La luz penetra por los ventanales del fondo, cubiertos con unos visillos blancos que tamizan la intensa luminosidad. La niña está perfectamente dibujada, mostrando los contornos. Sin embargo, todo lo que rodea a la pequeña se difumina, incluso el perrillo que la acompaña.


En el año 2014 en la Galería Nacional de Arte estudiaron cómo estos dos pintores influyeron mutuamente mientras trabajaban en París. Analizaron cuidadosamente varias obras para revelar la colaboración de los artistas y emplearon tecnología para aclarar esa relación. Durante la limpieza y análisis de la pintura Niña en un sillón azul, el museo usó radiografías y fotografía infrarroja para revelar los cambios que hizo Degas bajo la superficie de la pintura de Cassatt.


Los conservacionistas hallaron trazos fieles al estilo de Degas y un cambio en la orientación de la pintura de Cassatt. La artista casi siempre usaba una línea horizontal recta en sus obras, pero Degas utilizaba diagonales firmes. Las imágenes infrarrojas revelaron una línea diagonal en el lienzo de Cassatt para sugerir un cambio.

"Aprendimos mucho más sobre la relación entre ambos artistas", afirmó Anna Hoenigswald. "Él no se iba a limitar a completar la pintura de ella. Creo que realmente la respetaba tanto que podía decir 'bueno, pienso que esto va a funcionar, que va a expandir el sentido del espacio, y ahora la terminamos'''.

Las imagines infrarrojas también revelaron que Cassart intentó mover un perro al piso pero que cambió de idea y pintó encima.

Niña con sombrero de paja (1886)

Como artista seria, Cassatt se frustraba cuando la gente pensaba que era estudiante o protegida de Degas, dijo la curadora Kimberly Jones. Era una conclusión inevitable en ese entonces porque era una mujer joven, afirmó Jones. "Eran colegas. Él podía tener más experiencia, pero ella aprendía rápido".

La faja rosa (1898), pastel

La influencia de Degas sobre Cassatt es muy conocida en el ambiente artístico, pero el papel de Cassatt sobre la obra del maestro ha sido más un misterio. El mejor ejemplo radica en la experimentación de ambos con pigmentos metálicos y diferentes materiales".

Degas vio que Cassatt introdujo materiales de oro o bronce en sus pinturas y decidió probarlo en su "Retrato después de un baile de disfraces (Retrato de Mme Dietz-Monnin)".


Niñera leyendo a una pequeña(1895), pastel

Tenían mucho en común: gustos similares en cuestiones de arte y literatura, ambos provenían de familias ricas, habían hecho estudios de pintura en Italia, y eran independientes y solteros. El grado de intimidad entre ellos no se puede evaluar, al no haber cartas, pero es poco probable que mantuvieran también una relación amorosa dados sus orígenes sociales conservadores y sus principios morales fuertes. 


Jules secado por su madre (1900)

Aunque los críticos afirmaron que los colores de Cassatt eran demasiado brillantes y que sus retratos eran demasiado precisos para ser halagadores, su trabajo no fue atacado ferozmente como el de Monet, cuyas circunstancias eran las más desesperadas de todos los impresionistas del momento. 

Participó en las exposiciones impresionistas de 1880 y 1881 y continuó siendo un miembro activo del círculo impresionista hasta 1886. En 1886, Cassatt presentó dos cuadros para la primera exposición impresionista en los EE.UU., organizado por Paul Durand-Ruel. Su amiga Louisine Elder se casó con Harry Havemeyer en 1883 y con Cassatt como asesora, la pareja comenzó a coleccionar cuadros impresionistas a gran escala. Gran parte de su vasta colección se encuentra ahora en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York.












lunes, 12 de diciembre de 2016

El castillo de Cardiff


El castillo de Cardiff se encuentra en la ciudad galesa de Cardiff_ Reino Unidos, se trata de un castillo medieval y palacio gótico con unos interiores de estilo victoriano. Fue fundado por los normandos en 1091 sobre el asentamiento de un antiguo fortín romano. Escenario de importantes batallas a lo largo de los siglos, los galeses, bajo el mandato de Owain Glyndwr, lo reconquistaron en 1404. En 1488 pasó a manos de Jasper Tudor, primer duque de Bedford.


La historia de este castillo medieval, probablemente se remonta a finales del 50 d.C. es un sitio estratégico por su fácil acceso al mar. Hoy en día se sabe que este fue sólo el primero de cuatro fuertes, cada uno de un tamaño diferente, que ocupaba el sitio actual. Los restos de la muralla romana se pueden ver hoy en día.


En el siglo XIX se construyó un nuevo castillo diseñado por William Burges, arquitecto del conde de Bute, con el aspecto de una mansión de estilo victoriano. Burges buscó con su trabajo escapar del estilo propio de la industrialización y de la arquitectura neoclásica y restablecer la arquitectura y los valores sociales de una utópica Inglaterra medieval. Trabajó en Irlanda, Gales e Inglaterra. 


Más allá de la arquitectura, Burges diseñó orfebrería, escultura, joyas, muebles y vidrieras. Una serie de conferencias que impartió para la Sociedad de la Artes en 1864, denominada Artes aplicadas a la industria, ilustra la amplitud de sus intereses. Los temas que trató incluyen vidrio, cerámica, bronce, hierro, oro plata, muebles, tejidos y decoración exterior.


Durante la mayor parte del siglo después de su muerte, ni la arquitectura victoriana fue objeto de intenso estudio, ni se dedicó gran atención a la obra de Burges. Sin embargo, el renacimiento del interés por el arte victoriano y la atención prestada por la arquitectura y el diseño de finales del siglo XX han llevado a una apreciación renovada de Burges y su trabajo.


Creó dentro de las torres góticas, lujosos interiores con murales, mármoles y tallas de madera elaboradas. Cada habitación tiene su propio tema especial, incluyendo jardines mediterráneos y decoración italiana y árabe.


Burges se encuadra dentro de la tradición neogótica, sus trabajos entroncan con el movimiento prerrafaelista y el Arts and Crafts. En las habitaciones del Castillo de Cardiff, diseñó espectaculares apartamentos de cuento de hadas, enriquecidos con murales dorados.


Pocas personas se dan cuenta de que dentro de las murallas del Castillo de Cardiff hay túneles que sirvieron como refugios antiaéreos durante la Segunda Guerra Mundial, más concretamente desde 1939.


Cuando sonaban las sirenas, las personas que vivían y trabajaban en la ciudad corrían a los refugios del Castillo de Cardiff. Se construyeron rampas especiales para que la gente pudiera acceder rápidamente. La investigación ha revelado que había dormitorios con literas, cocinas, baños y puestos de primeros auxilios ocultas dentro de las paredes de los túneles.


Y dicho esto,  dicen que existen espíritus en el Castillo de  Cardiff. El más “conocido” de este lugar es el del fantasma del segundo Marqués de Bute. Son muchos los que dicen haberle visto en las diferentes estancias del castillo, entre las llamas de la chimenea que está situada en la biblioteca, atravesando las paredes de varias zonas del castillo, pasando por la capilla para acceder finalmente a la habitación donde falleció.


La Línea de Fuego del Castillo de Cardiff es una exposición de clase mundial que conmemora más de 300 años de historia incluyendo la batalla de Waterloo en 1815. Hay una mezcla de información histórica, exhibiciones, un programa de eventos que viven la historia y actividades prácticas para dar a los visitantes una comprensión de por qué la gente común está dispuesta a hacer cosas extraordinarias y llevar a cabo actos destacados de valentía. Aquí os dejo mas fotografías de este singular lugar lleno de encanto, mires por donde lo mires.






















jueves, 8 de diciembre de 2016

El tahúr o Tramposo con As de Trébol, obra de Georges de La Tour



"El tahúr o Tramposo con As de Trébo", obra de Georges de La Tour, fue realizada entre los años 1630-1634, y con unas dimensiones de 124 x 183 cm. Se exhibe en el Museo de Arte Kimbell, Forth Worth en Tejas _ Estados Unidos.

George de la Tour, pintor frances. Naciço el 13 de marzo de 1593 en Vic, al sur Seille, Lorena. Poco se sabe de su primera formación en Lorena, aunque debido a posterior documentación lo muestra desabrido en lo personal y reconocido en lo profesional. Trabajó para el Duque de Lorena y fue nombrado pintor de Luis XIII. 

Un pintor injustamente olvidado por la historia del arte, casi borrado por el tiempo, que el historiador Herman Voss rescató del anonimato hace apenas un siglo. Muchos de sus cuadros se perdieron, otros se quemaron, los pocos que colgaban en los museos fueron atribuidos a artistas como Caravaggio o Velázquez, entre otros. 



De la Tour adaptó los modelos del naturalismo tenebrista impuestos por Caravaggio en Roma unas décadas antes. El francés tomó del italiano el gusto por los personajes de los bajos fondos, el contraste de luz y sombra, los marcos ajustados a la escena, etc. En este cuadro encontramos las inequívocas referencias a los Jugadores de Cartas de Caravaggio, que encontraron amplio eco entre los pintores del momento, como Terbbrughen, Valentin de Boulogne y el propio De la Tour.

"Jugadores de carta", obra de Caravaggio, del año 1595
en el Museo de Arte Kimbell

Georges de La Tour solía repetir los cuadros. De esta pintura existe otra versión en el Museo Louvre de París_ Francia, que es muy parecido y tiene el mismo trasfondo, pero con sutiles diferencias.

En general, se contempla a este tahúr como una ilustración de la parábola del hijo pródigo en la etapa en la que éste disipa su herencia con las mujeres, el vino y el juego. Las personas sentadas en la mesa se comunican con guiños y señales discretas.


"El tramposo del as de diamantes", obra de La Tour
en el Museo de Louvre 

Se están jugando una gran suma de dinero, como lo atestiguan las monedas de oro depositadas sobre el tapete. Hay dinero desparramado delante del joven ricamente ataviado. Su rival, por el contrario, protege precavido sus reservas de dinero con el codo e intenta introducir una carta en el juego sin ser visto: el as de diamantes.


El fondo oscuro no ofrece ninguna información sobre el lugar donde se desarrolla la partida. No sabemos si se trata de un salón, una taberna o un burdel. De entre todos ellos destaca el joven ricamente vestido, a quien no le espera el amor en esta partida sino la perdida de su dinero, la mofa y el escarnio. En este reducido espacio, cuatro manos colaboran para buscar la ruina al acicalado joven. La blanca y cuidada mano de la dama, da la señal para que entre en juego el as de diamantes. Va adornada con perlas y posee el encanto femenino que ha seducido al joven y lo ha llevado hasta la mesa del juego.


Georges de la Tour pintó la mayoría de sus lienzos al estilo barroco, caracterizado por sus escenas religiosas y cortesanas. Fuertemente influenciado por Caravaggio, pintó numerosas estampas nocturnas iluminadas por la luz de las velas, dando cierto efecto tenebroso a sus escenarios (el tahúr es una de sus obras más luminosas).


Durante su época más productiva, a De la Tour le fascinaba el juego y algunas de sus prácticas más picarescas. Fue durante este periodo cuando pintó una versión prácticamente idéntica: “El Tahúr del as de bastos”. Adicionalmente, De la Tour pintó al menos otros tres lienzos sobre el tema del juego: “Los jugadores de cartas”, “La negación de San Pedro” y “Los jugadores de dados”.


La singularidad del cuadro radica, entre otros motivos, por la representación de las mujeres jugando a las cartas, aparentemente con total aceptación. Muchos cuadros del Siglo XVII confirman que a las mujeres el juego no les estaba vetado, bien fuera entre ellas o bien con hombres. Sin embargo, el tema central es la trampa. El “As” fue quitado de la baraja para introducirlo en el momento oportuno y esta trampa se conoce como la de las cartas sucias. Según la fecha de este lienzo, 1635, es una de las representaciones artísticas más antiguas del engaño en las cartas.

Su obra tiene dos etapas: los cuadros «diurnos» de la primera época y los «nocturnos» de la segunda.

El primer período abarca hasta 1638, con cuadros famosos de tahúres y soldados, reflejando un poco la realidad de su Lorena natal, en la que abundaban los soldados jugando, con pícaros. Una fase intermedia viene marcada por su estancia en París (1638-1643).

Su segunda época se inicia a su regreso a Lunéville, en 1643. Pinta entonces cuadros nocturnos en los que predominan las luces nocturnas. La iluminación, que proviene generalmente de una vela, ilumina con luz blanca o rojiza las figuras. El resto del cuadro queda en la oscuridad, sin que aparezcan paisajes o arquitecturas. Utiliza una paleta prácticamente monocroma: rojo y negro en las escenas nocturnas, blanco y morado en las diurnas.


lunes, 5 de diciembre de 2016

Gala Placidia en Rávena

El Mausoleo de Gala Placidia en Rávena _ Italia, es un célebre enterramiento monumental de la hermana del emperador Honorio, Gala Placidia. Construido entre 425 y 430, es una de las ocho estructuras de Rávena inscritas en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 1996. En forma de cruz griega (se habla de planta de cruz griega para las iglesias en las que nave y transepto tienen el mismo largo y se intersecan a la mitad de su longitud)


En cuanto a su apariencia exterior, presenta un modelo muy clásico: revestimiento de ladrillo y piedra unidos por argamasa y el edificio está articulado con arquillos ciegos al exterior, y un tejado cubierto de tegola plana vertiendo a 2 o 4 aguas. Sus grandes novedades se ven en el interior y en la forma de la planta. 


Aelia Gala Placidia, pues tal era su nombre completo, vino al mundo en la eterna Roma, en el año 392 D.C. Era hija del emperador Teodosio I, uno de los grandes emperadores hispanos junto a Adriano y Trajano, y de su segunda esposa, Gala, de quien heredó el nombre. Lo cierto es que quedó huérfana muy pronto, ya que su madre falleció a resultas de un parto en 394, y un año más tarde lo hacía su padre, Teodosio. 


A pesar de todas las innovaciones y modernizaciones que el Imperio Romano trajo consigo, las mujeres no gozaron jamás de auténtica libertad personal. Si bien aquellas pertenecientes a la nobleza pudieron disponer de cierta libertad de movimientos (algo que no puede decirse de las plebeyas), ésta fue más simbólica que real, y siempre estuvo supeditada a las decisiones de sus padres, maridos, hermanos e hijos. Sin embargo, unas pocas tuvieron oportunidad de ejercer su influencia sobre los hombres que las rodearon y, si bien no pudieron ejercer el poder por ellas mismas, sí tuvieron en sus manos el destino de Roma, Gala Placidia era una de ellas. hija, hermana, esposa y madre de emperadores, y también, reina de los visigodo.


A Gala Placidia le debemos algunas de las más importantes iglesias de la cristiandad: desde la restauración de la Basílica de San Pablo Extramuros, y la finalización de San Juan de Letrán, ambas en Roma, a la expansión de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Sin embargo, si por algo recordamos hoy a Gala Placidia, es por el mausoleo que lleva su nombre en Rávena.



En el mausoleo fue enterrado Constancio III a su muerte en 421; la propia Gala Placidia sería enterrada también, aunque al parecer sus restos se quemaron accidentalmente en 1577. Y, finalmente, Valentiniano III recibió también sepultura en el mausoleo. Así, Gala Placidia descansó en compañía de los hombres que marcaron su vida, a excepción de Ataúlfo, quien posiblemente fue su único y verdadero amor. 


Este pequeño edificio de planta de cruz griega con una nave ligeramente más larga, con cúpula sobre pechinas en el centro y bóvedas de cañón en los brazos, donde su tramo central sobresale en altura y tiene una bóveda vaída, es una de las construcciones más notables del siglo V.



Su robusta distribución de masas es subrayada por los arcos ciegos y bandas lombardas, y unas cornisas clásicas subrayan los frontones levantados sobre los brazos, primer intento de enriquecimiento de los muros con medios arquitectónicos, toda la construcción es en ladrillo dentro de la tradición del grupo Tréveris-San Simpliciano. Su planta cruciforme deja adivinar la llamada “teoría de los orígenes orientales del arte cristiano en Occidente”. 


En el interior las paredes estaban revestidas de mármol, y las partes altas de mosaicos, con un color azul intenso. De esta manera, lo que visto desde el exterior parece una pequeña construcción, cuando se contempla desde el interior, se convierte en un espacio espiritual. Si su exterior es sencillo, hecho de volúmenes cúbicos y de ladrillo, el interior esconde un espacio hecho de superficies curvas, cuatro bóvedas de cañón y una cúpula central recubiertas de mosaicos azulados. El brillo y la intensidad cromática de los mosaicos, los hace adecuados para la representación de escenas y símbolos sagrados. Las bóvedas están llenas de estrellas geometrizadas, y todo está enmarcado por guirnaldas de viña, coronas de flores y cintas geométricas.













jueves, 1 de diciembre de 2016

Raimundo de Madrazo y Garretaca


Travesuras de la model, obra de Raimundo de Madrazo y Garretaca. Fue realizada en el 1885 y con unas dimensiones de 95,2 x 66 cm. Se encuentra en el Museo Carmen Thyssen Málaga _ España.



Entre la fecundísima producción pictórica de Raimundo de Madrazo, realizada mayoritariamente en París, donde desde muy joven establecería su residencia, son especialmente abundantes los cuadros que tienen como protagonista a la que fuera su modelo favorita, Aline Masson, a la que representó en las más diversas actitudes, poses e indumentarias, tanto en retratos directos, de busto o medio cuerpo, como en obras de género en las que aparece junto a otros personajes e incluso su figura aislada, casi siempre de cuerpo entero, bien disfrazada o protagonizando una escena de contenido más o menos anecdótico.



En este caso la representa en su estudio, durante el descanso de una sesión de pose, en la que la modelo se acerca a ver el bosquejo de su propia figura en el lienzo, atreviéndose a caricaturizar en él como un monigote al propio pintor, a quien parece estar mirando.




A pesar de lo intrascendente del argumento y de sus pretensiones eminentemente decorativas, Raimundo de Madrazo hace aquí gala de sus extraordinarias cualidades para el retrato femenino, que le valieron la enorme fama de que disfrutó entre la alta sociedad parisina de su tiempo, y evidentes tanto en el modelado sensual y mórbido de las carnaciones, como en su asombrosa facultad para reproducir las calidades de las telas del vestido y las joyas con que se adorna la modelo. Desde el punto de vista compositivo, llama especialmente la atención la facultad de Madrazo para construir un argumento narrativo, por liviano que éste sea, con tan sólo un personaje, utilizando recursos procedentes en última instancia de la pintura barroca, al hacer coprotagonista de la escena a alguien que se encuentra fuera del campo de visión.


También es evidente en el modelado suave y sensual de los tonos de la carne y su asombrosa habilidad para reproducir las cualidades de los tejidos y las joyas con que adornaba su modelo. Desde el punto de vista de la composición, lo más sorprendente es la facilidad con la que fue capaz de construir un tema narrativo, aunque ligero, con una sola figura y utilizando recursos típicos de la pintura barroca, en este caso haciendo una figura fuera del campo de visión un Accesorio de la escena.


A pesar de la apariencia casual de la escena, cierto envaramiento de la pose y lo inexpresivo del gesto, que dan a la figura una frialdad casi de maniquí, subrayan la intencionalidad de la pose y la profesionalidad de la modelo.




Por otra parte, la figura apenas sugerida en el cuadro instalado en el caballete, a pesar de su presencia puramente accesoria, muestra la pasmosa seguridad de trazo de Raimundo de Madrazo, capaz de sugerir las líneas elementales de la dama, el volumen de las carnaciones y los brillos del vestido con apenas unos cuantos rapidísimos rasguños del pincel. El cuadro fue subastado en 1989 con el título En el estudio.


Sus obras siempre alegres y optimistas. Está considerado uno de los más consumados retratistas de su generación y un digno sucesor de su padre Federico. Su realismo minucioso y elegante constituyó la clave de su éxito entre la clientela burguesa de su tiempo. Siempre con un completo dominio de la técnica y una delicadeza cromática de gran refinamiento, su obra gozó de un gran reconocimiento en Francia







Bibliografía: Información de Museo Thyseen en Malága 

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lunes, 28 de noviembre de 2016

El Capricho de Antoni Gaudi



El Capricho, es un edificio modernista situado en la comunidad de Cantabria_ España. El proyecto lo realizó en el año 1883 el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí y se construyó entre los años 1883 y 1885 bajo la dirección de su ayudante Cristòfor Cascante i Colom. Fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1969. Entre los años 1985 y 1992 se convirtió en restaurante, lo compró un grupo japonés y en 2009 el restaurante cerró sus puertas.



Esta obra pertenece a la etapa orientalista de Gaudí (1883-1888), periodo en que el arquitecto realizó una serie de obras de marcado gusto oriental, inspiradas en el arte del Próximo y Lejano Oriente (India, Persia, Japón), así como en el arte islámico hispánico, principalmente el mudéjar y nazarí. Gaudí empleó con gran profusión la decoración en azulejo cerámico así como los arcos mitrales, cartelas de ladrillo visto y remates en forma de templete o cúpula.


Cristobal Cascante, amigo y compañero de Gaudí, fue el encargado de dirigir la obra del Capricho, Gaudí no pudo encargarse porque en este periodo de tiempo estaba en Barcelona levantando la Casa Vicens. Ambos edificios fueron muy importantes en la carrera de Gaudí pues fueron los primeros que construyó el arquitecto catalán.



Cascante disponía de una maqueta y de planos muy detallados de Gaudí, estaban en constante contacto. Es difícil creer que Gaudí nunca estuviera en Comillas viendo la minuciosidad de los detalles y la perfección de los acabados.

El edificio consta de sótano, planta y desván, la planta es alargada con 15 metros de ancho x 36 metros de largo. Es de estilo orientalista reflejado en una torre cilíndrica en forma de alminar persa revestida de cerámica. Hay un delicioso templete sostenido por cuatro columnas de fundición que sostienen una cúpula geometrizada (cubismo con un cuarto de siglo de antelación).En el interior, destacan los ventanales del salón principal con ventanas de guillotina y un fumadero cubierto por falsas bóvedas construidas en estuco de estilo árabe.



El acceso del edificio esta compuesto por cuatro columnas y arcos adintelados, con capiteles con una decoración similar a las casa Vicens, pájaros y hojas de palmito. Uno de los detalles que más te van a sorprender cuando visites esta casa, es que fue diseñada para que cada estancia de la vivienda fuera “iluminada” por el astro rey, a la hora exacta en que fuera necesario. La “tecnología” usada no es otra que la del aprovechamiento de la trayectoria solar desde el amanecer hasta el ocaso.



Esa es la razón por la que el girasol forma parte de la colorida decoración de El Capricho, en clara alusión a esta particularidad solar. Además, Máximo Díaz de Quijano era amante de las plantas y de la música, elementos muy presentes en las diferentes estancias de esta casa.


El recubrimiento del exterior del edificio es de ladrillo visto, intercalando piezas de tonalidad amarilla y rojiza con cenefas de cerámica vidriada en relieve que imitan hojas de un verde intenso y delicadas flores de girasol. Estas piezas hechas a mano recorren simétricamente en líneas horizontales todo el perímetro de la casa y enmarcan el contorno de las ventanas, las chimeneas y la cornisa del tejado.


La fachada norte está presidida por dos balcones con dosel convertidos en bancos de hierro forjado. Permitían estar sentado cómodamente en el jardín sin salir de casa. Están orientados hacia el interior del salón principal, donde se encuentra la sala de música, como si fueran los asientos de un palco real reservado para el disfrute de las artes.  Entre los dos balcones Gaudí diseñó un gran ventanal con un complicado sistema de contrapesos que permitía que al levantar las ventanas de guillotina, se emitiera un musical tintineo, gracias a unos tubos metálicos que cimbrean en su interior. En la pared que separa la sala del invernadero se abrió un juego de cuatro ventanas que permite el paso de luz en todas las direcciones.


Situado a poniente, el “salón de fumar” o el Salón de Juego permitía que la luz del atardecer inundara la estancia cuando se ocupaba por la tarde. Una pequeña chimenea de carbón preside una de las esquinas del comedor adosado al salón de fumar gracias a una gran abertura. La estancia recibe el sol del mediodía gracias a las ventanas situadas en el lado sur. El techo luce un bonito y elaborado artesonado con flores de yeso que imitan a la madera, mientras una cenefa de cerámica con motivos vegetales y animales recorre el zócalo de madera de la pared.




El que fuera uno de los primeros arquitectos-marca de la Historia no fue un gran viajero. De hecho, las pocas veces que salió de su Cataluña fue para proyectar 3 edificios en Astorga, León y Comillas. Pues en estos dos últimos lugares decidieron petrificar la visita del genio modernista inmortalizándole frente a su obra.


En ambas está sentado, meditabundo, aunque frente a la casa Botines pasa más inadvertido, sentado como un turista más. Por su parte, en el Capricho aún se puede detectar la cara de orgullo y satisfacción que el arquitecto puso (más bien debió poner) al ver finalizada su obra.


Gaudí suele ser considerado el gran maestro del modernismo catalán, pero su obra va más allá de cualquier estilo o intento de clasificación. Es una obra personal e imaginativa que encuentra su principal inspiración en la naturaleza. Gaudí estudió con profundidad las formas orgánicas y anárquicamente geométricas de la naturaleza, buscando un lenguaje para poder plasmar esas formas en la arquitectura. 

Estudio de Gaudi en la Sagrada Familia 

Decía el gran maestro: los paraboloides, hiperboloides y helicoides, variando constantemente la incidencia de la luz, tienen una riqueza propia de matices, que hacen innecesaria la ornamentación y hasta el modelaje". ¿Quë quería decir con estas palabras? que reflejan exactamente las formas que Gaudí encuentra en la naturaleza. Las superficies regladas son formas generadas por una recta, denominada generatriz, al desplazarse sobre una línea o varias, denominadas directrices. Gaudí las halló en abundancia en la naturaleza, como por ejemplo en juncos, cañas o huesos; decía que no existe mejor estructura que un tronco de árbol o un esqueleto humano. Estas formas son a la vez funcionales y estéticas, y Gaudí las emplea con gran sabiduría, sabiendo adaptar el lenguaje de la naturaleza a las formas estructurales de la arquitectura.